Fouar o Lmbahar. El arte de recibir
Y con nosotros…llegaron las nieves, las
primeras de la temporada, al Atlas, a un lugar de esos anónimos que tanto y
tanto nos gustan de este país. Las primeras nieves, mezcladas con un sol
penetrante, lluvia, frio y calor. Cosas del Atlas.
Llegamos invitados, dispuestos a
celebrar el Aïd. Una fiesta, todo sea dicho de paso, que nos resulta un poco
cruel, miles, millones de animales, mueren a la misma hora, convertidos en
festejo, pero bueno, eso es harina de otro costado, para matizar largo y
tendido, no procede.
Allí estaban, esperándonos. Todo listo,
todo preparado, era fiesta grande, era el Aïd. Con la alegría del que recibe a
invitados. Llenos de buenos propósitos y dispuestos a compartir con amigos, su
momento, su día especial. El arte de recibir. Gracias.
Amazighens, bereberes del Alto Atlas,
pertenecientes a una tribu anónima, o no, eso no importa ahora, de las más
hospitalarias de la cordillera y dentro de sus moradores, estos, nuestros
viejos amigos, hospitalarios con matrícula de honor. Muchos años, muchos de
relación, de hombres y mujeres que conocimos de niños, con ancianos que
conocimos más jóvenes, con nuevos recién llegados, con accesos muy difíciles
que ahora, se han convertido más cómodos, no sin menos dificultad. Nada ha
cambiado.
En casa de nuestros amigos, se come de
lujuria, cocina tradicional, la de siempre, pero elaborada con muy buena
materia prima y con mucha destreza y dedicación.
El menú consistió en los ya conocidos
pinchos boulaf, asados a la lumbre en la cocina, mientras, en el exterior a
algo más de dos mil metros de altitud, la nieve hacia acto de presencia.
Los tés se multiplicaban, mientras, se
hacía el pan, humeantes tajines rghalmi con diversas partes del animal, se
cocinaban lentamente encima de la estufa de leña que antes había sido un bidón
de pintura.
Comida y más comida. Finalmente, el
plato grande el Fouar o Lmbahar, el costillar del cordero y las partes más
nobles, cocinadas al vapor. Tan solo agua, sal, comino y tiempo, mucho tiempo,
al estilo bereber. Mouna, nuestra anfitriona, preparó unas tafeta, una especie
de tortas de calabacín rallado con huevo, otras iguales de patata, otras de
calabaza, otras…
El resto, como de costumbre, fluyó como
fluye todo cuando estás en buena compañía, con buena gente. Buena conversación,
risas y recuerdos, mientras fuera, seguía nevando tímidamente.
Gracias a Maouna, Itto, Baha, Ismail,
Moulay, Akka, Fatima, Khafita…por haber compartido vuestro día con nosotros.
¿Sabías que?
En Marruecos, cuando hayas terminado de comer y quieras
dejar claro que no deseas repetir bastará con chuparte los dedos.
Qué interesante lo que cuentas!!
ResponderEliminarPues si!! me gusta mucho leeros, casi casi sois mi primera lectura matutina. Me fascinan vuestras tradiciones, recetas, vivencias...cada día se aprende algo nuevo. Bss
ResponderEliminarun placer leer vuestras cronicas/turisticas/gastronomicas,
ResponderEliminarsiempre se aprende algo nuevo de un pais encantador,curioso lo que significa chuparse los dedos
saludos
Que maravilla! y que envidia que me dais. Sana , pero envidia al fin y al cabo.
ResponderEliminarEntiendo lo de la hospitalidad, no la encuentras así en otra parte. Es tener poco o casi nada y compartirlo todo contigo. Cuanto tenemos que aprender! y que lecciones de vida que nos dan.
Que se come de lujuria? ... que definición tan exquisitaaaa! yo creo que me chuparía los dedos sólo empezar! pero pediría más!! jajaja... Besotes de la Vaca!
ResponderEliminarImposible explicarlo mejor, el arte de recibir, que no es poco. También conozco esa hospitalidad de la que hablas, es una de las grandes virtudes de Marruecos, al igual que Manu, también os envidio por poder vivir esas gratas experiencias lejos de arquetipos "tipos" y otros topicos faranduleros. Nosotros, los canarios, también tenemos sangre bereber. Cada día me gusta más vuestro trabajo. Felicidades
ResponderEliminarOtro relato que me ha transportado allí, casi he podido oler el humo de esa lumbre y ese comino cociendo con el cordero, magnífico, como siempre!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPor cierto, con vosotros nunca me chuparía los dedos, siempre quiero más ;-)
Besitos
Me sumo a los anteriores comentarios...
ResponderEliminarÉsas recetas que tanto me gusta leer (y probar) sólo pueden ser superadas por estas entregas tan particulares sobre la vida en marruecos "desde dentro" y con vuestra particular óptica.
También contribuís a alegrar mis mañanas y a que los días empiecen como en una especie de ensoñación maravillosa.
Saludos!!
Que bonitos reportajes! Me encanta ver la visa de otras culturas vista desde dentro....besos.
ResponderEliminarCuando miro a mi alrededor y veo como esta "el patio", ciertamente me preocupa y me indigno (palabra que ahora esta de moda), leeros no solo me invita a ver que existen otros mundos y realidades sino que haceis olvidarme de todo el mal ambiente que corre por aqui.
ResponderEliminarLa entrada de hoy desprende mucho cariño.
Saludos
Me encanta esta entrada. Transmite muchas cosas buenas...Y me están entrando ganas de volver a Marruecos...
ResponderEliminarEs una fiesta con un gran componente simbólico, como bien dices un "pelín" cruel para nasotros pero para ellos una fiesta memorable! cuánto aprendemos con estos postS! enhorabuena
ResponderEliminarPara chuparse los dedos GENIAL
ResponderEliminarQué final tan bonito con la última foto!. una imagen que habla por sí sola de la amistad y el cariño.
ResponderEliminarMe imagino el fouar desprendiendo todo su aroma y me encantaría haber probado la tafeta. Tendrías que ponerla algún día en el blog porque esa mezcla de calabacín, patatas y calabaza me ha tentado.
Me emociona saber que en el mundo hay zonas donde la amistad está por encima de todo y hay esa ilusión de compartir y celebrar. Siempre me queda un delicioso sabor de boca cuando os leo. Besos
Que bonito y que generosidad ya no sólo por compartir su alimento sino su intimidad, su cultura y costumbres y eso es un privilegio.
ResponderEliminarEnhorabuena de nuevo por enseñarnos que efectivamente hay otros modos de vida que para mí creo que son más acertados.......
Gracias por vuestras líneas y es que mi hija de 5 años cada día me reclama más mi tiempo.Sus tareas, actividades, el trabajo, la casa y además tengo otros hobbies como irme andar,yoga-meditación y reiki por lo tanto tengo que darle a cada cosa su rato.
Bsos
jejejeje me hizo gracia lo de chuparte los dedos, qué curioso, no tenía ni idea!
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