"Como muestra Bajtín en su admirable estudio sobre el mundo y la obra de Rabelais, hubo una época en la cual lo real e imaginario se confundían, los nombres suplantaban las cosas que designan y las palabras inventadas se asumían al pie de la letra: crecían, lozaneaban, se ayuntaban y concebían como seres de carne y hueso. El mercado, la plaza, el espacio público, constituían el lugar ideal de su germinación festiva. Los discursos se entremezclaban, las leyendas se vivían, lo sagrado era objeto de burla sin cesar de ser sagrado, las parodias más ácidas se compaginaban con la liturgia, el cuento bien hilvanado dejaba al auditorio suspenso, la risa precedía a la plegaria y ésta premiaba al juglar o feriante en el momento de pasar el platillo. El universo de chamarileros y azacanes, artesanos y mendigos, pícaros y chalanes, birleros de calla callando, galopines, chiflados, mujeres de virtud escasa, gañanes de andar a la morra, pilluelos de a puto el postre, buscavidas, curanderos, cartománticas, santurrones, doctores de ciencia infusa, todo ese mundo abigarrado, de anchura desenfadada, que fue enjundia de la sociedad cristiana e islámica -mucho menos diferenciadas de lo que se cree- en tiempos de nuestro Arcipreste, barrido poco a poco o a escobazo limpio por la burguesía emergente y el Estado cuadriculador de ciudades y vidas es sólo un recuerdo borroso de las naciones técnicamente avanzadas y moralmente vacías. El imperio de la cibernética y de lo audiovisual allana comunidades y mentes, disneyiza a la infancia y atrofia sus poderes imaginativos. Sólo una ciudad mantiene hoy el privilegio de abrigar el extinto patrimonio oral de la humanidad, tildado despectivamente por muchos de «tercermundista». Me refiero a Marraquech y a la plaza de Xemaá-El-Fná, junto a la cual, a intervalos, desde hace veinte años, gozosamente escribo, medineo y vivo."
Juan Goytisolo
De noche, al entrar en esa plaza, encontraremos el restaurante más grande de cocina marroquí, que jamas hayamos imaginado. Entre cocinas humeantes y hospitalarias, como dice Goytisolo, recorreremos el país de norte a sur, impregnándonos de sus aromas y especialidades.
Los cocineros, camareros, maitres... saldrán a nuestro encuentro, tienen la lección muy bien aprendida, no en vano, a pocos metros tienen a los cuenta cuentos más prestigiosos del país, aprendieron bien la lección. Nos dirán que en su puesto, se come mejor que en Bulli, nos dirán que en su puesto, se come con el clásico "con fundamento" de Arguiñano, cambiarán el discurso si observan que somos franceses y desterrarán al gran Adría para cambiarlo por un Ducasse o un Bocuse algo trasnochado.
En una ocasión, uno de esos captadores culinarios, mientras caminaba entre pucheros, me ofrecía un bol de loubias, le contesté que ya había cenado, que en otra ocasión inshalá. Recuerda mi puesto -me dijo señalándome el número-, otro día y mientras me alejaba, me recordaba que eran unas loubias veganas...
- Todo natural amigo, no como fabada asturiana, no chorizo, no jalufo, vegana, aquí cocina vegana.
No es de extrañar, que la plaza de las plazas, que Xemaá el Fná, sea Patrimonio Oral de la Humanidad... no hubiesen encontrado otra mejor en el planeta.
Ingredientes
Alubias blancas cocidas o en su caso un bote al natural
1 cebolla picada muy fina
1 tomate cortado a dados
1 pimiento verde picado
1 pimiento verde picante
1 Cucharada de cilantro picado y otra de perejil
1/2 cucharada de concentrado de tomate
2 ajos picados
1 pizca de cúrcuma en polvo
2 pizcas de comino molido
Aceite de oliva, agua, sal y pimienta
Sofreímos la cebolla en aceite de oliva, añadimos el tomate y el pimiento dulce picado. Cuando esté pochado, añadimos el cilantro y el perejil junto con el resto de los ingredientes y las especias, removemos y cubrimos de agua. En el primer hervor, añadimos las alubias cocidas y dejamos a fuego lento durante unos quince minutos. Listo.
Acompañamos con pimientos verdes picantes fritos.
Jajajaja fabada vegana, que largos son. La ultima vez que fui a Marrakeix, uno de esos captadores que contais, al ver que era canario, me intentaba colocar una plasta de cuscus algo pasado como gofio. Son unicos como ese pasaaje de Goytisolo que no me canso de leer. Por descontado un espectaculo de plaza. Abrazos
ResponderEliminarIbn
Jejeje!...todo natural amigo! Pues yo, a pesar de ser asturiana prefiero también la fabada vegana, jajajaja. La fabada asturiana me resulta muy fuerte y prefiero mil veces las fabas estofadas...me encantan! Jajaja! Cual era el nº de ese puesto? :-)
ResponderEliminarConcretamente el número 1 (el guan), de los más populares Chez Aicha, en este enlace tienes al personaje en cuestión, son más vivos que el hambre...
Eliminarhttp://www.flickr.com/photos/31best/4286439580/in/photostream/
Me parece una forma deliciosa de preparar unas alubias, mucha verdura y un toque de especias que le va de maravilla. Mucho más ligera que cuando utilizamos embutidos y también muy rica.
ResponderEliminarUn beso,
Esta preparación la pienso hacer en casa, es muy sencilla pero me ha encantado!. Me quedo por aquí viendo el vídeo! hambre me está dando imaginarme que nos enseña!
ResponderEliminarCocina, literatura... belleza y sensibilidad en definitiva. Gracias por hacer de cada día un día un poco mejor.
ResponderEliminarCuanta razón tienes Ferran. Este reducto, tiene la misma sensibilidad que tu mensaje.
EliminarUn saludo.
Ruth
Como os decía Ferran, entrar cada día en vuestra casa, a algunos nos hace llevar el día de mejor manera.
ResponderEliminarEsa plaza, ademas de vida, es la mayor concentración de experiencias que uno puede buscar, una vez más, habéis sabido reflejar el alma que tiene. Aún recuerdo, como un joven, llamándome María José, me ofrecía sus manjares diciéndome que mejor que Ferrán Adriá y más barato que en Andorra.
Unas humildes habichuelas blancas, convertidas en exquisito manjar y con una D.O. propia: Fabada Vegana.
Sois únicos.
Muacks
Ruth
Me ha fascinado el video, como disfrutaría yo entre todos esos fogones, esos aromas, esos sabores..... Esos panes mojando las salsas....es todo lujurioso. ¡Que hambre!!!
ResponderEliminarLa fabada está de meter la cuchara. Y es que a mi no me importa que no lleve carne, así está deliciosa, me imagino las fabes cremositas expoltando en la boca.... Y lo dejo, porque los jugos gastricos estás segregando demasiado deprisa.
Bss
Virginia "sweet and sour"
Exquisitas de todas las mareras y así un pecado. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarEn esta plaza, realmente puedes pasar horas y horas sentado en una silla, mirando y dejar pasar las horas, éstas pasan plácidamente mientras el ambiente se impregna de colores, olores y sabores y el paisaje cambia continuamente.
ResponderEliminarLos mejores zumos de naranja los he tomado allí. Por no hablar de la comida.
Hay cuanto lo añoro, que ganas tengo de volver!!!!! Y vosotros pasándome todo esto por delante de mis narices. Que malos que sois!!Por cierto la fabada...... guardadme un poquito por favor!!!!
Receta sencilla, limpia y sugerente. El toque de especias distinto, lo probaremos.
ResponderEliminarComo siempre una delicia venir aquí.
ResponderEliminarEsta fabada vegana me parece deliciosa, muy sutil y ademas delicada de sabor.
Con unas piparras una autentica delicia
Muy bien traído en texto, estamos necesitaados de ágoras, aunque creo que las circunstancias están llevando otra vez a la gentes a las plazas, es como si se estuviera recuperando el pulso de la vida en sociedad. Esperemos. Como asturiana qué os voy a decir, soy muy de fabes y de legumbres en general, creo que injustamente han quedado relegadas en la "dieta" moderna. Durante la semana las como en plan vegano así que vuestra receta caerá. Eso sí, de vuelta al cuartal general, es decir a casa de mis padres, nadie me quita un chorizo y su morcilla. Fantástica revindicación de los platos de cuchara.
ResponderEliminarReceta sencilla, pero con una pinta estupenda, saludos
ResponderEliminarAún tengo en la cabeza las palabras de uno de estos chicos de la plaza, que habiendo dado a mi hijo una brocheta de cordero totalmente gratis para que la probara, y ante mi excusa para no quedarme a cenar allí, me dijo: "No es problema, te espero mañana, acuérdate de mi número". Queréis creer que aún me siento culpable de no haber ido?. Que gente tan encantadora y como saben ganarse al cliente. Sin duda tenemos mucho que aprender de ellos.
ResponderEliminarMe encanta perderme por Jemaá el Fná y observar desde el café de France la puesta de sol. Es mágico ver como poco a poco se va llenando de gentes, de olores, de cuentos.....
Vuestra receta me gusta con esas especias y además con cilantro que me apasiona. Seguro que al comerla te transporta directamente a uno de esos puestos de la plaza. Un beso
QUÉ LUGAR INCREÍBLE, QUÉ GANAS DE CONOCERLO. POR LO PRONTO ME QUEDO CON LA RECETA DE LA FABADA VEGANA, QUE ES DE TODO MI GUSTO. Y SI, GAZA SOMOS TODOS!!!!
ResponderEliminarEsta se la preparo a mi hija que le encantan las alubias blancas!
ResponderEliminarEstoy que no estoy....., vi esta fabada el otro día, y aún siendo Asturiania me vi incapaz de comentar, días tontos...días que pasarán...¡espero!...Como ya he dicho a algún "compañero blogueril"...aún en silencio sigo aquí.....
ResponderEliminarNosotros comemos fabada asturiana, pero sí que es verdad que ultimamente versioneamos las alubias, hay que cuidar la alimentación, sin duda probaremos la vuestra...
Un besazo