Cous-cous con calamares al Ras el Hanout

Cous-cous con calamares en dos texturas con salsa ligera de Ras el Hanout

Viernes.

Para muchos, el viernes es sinónimo de libertad, para otros de descanso, para algunos de fiesta…

Antesala del salitre, pronto, muy pronto las playas empezarán a llenarse, el sol más cerca de nosotros y nuestros pensamientos más libres. Los viernes, ganarán en expectativas, en salitre.

El espadón, dejó algún calamar para nosotros. El más grande de los predadores, el hombre, se ocupó de capturar lo que el Xiphiidae dejó en esas aguas, que no dejan de evocarnos a los Jardines de Semíramis.

Por eso hoy, haremos una receta de viernes.

Se trata de un cous-cous con calamares, en dos texturas y acompañados con una salsa ligera aromatizada con Ras el Hanout. Es mucho más sencillo hacerla, que leer la receta, por eso una vez más, os animo a que la probéis, es una delicia.

Ingredientes

Calamares

Sémola de cous-cous

Perejil y cilantro

Cebollino

Unas láminas de jengibre fresco y unas hojas de hinojo fresco

Aceite de oliva y sal

Para la salsa

Un par de chalotas

Una copa de vino blanco seco

Una pizca de almidón

Ras el Hanout

Empezaremos cociendo la sémola, en la parte baja de la vaporera, pondremos agua, sal, las laminas de jengibre y el hinojo. Cortaremos los calamares por la mitad. En la parte superior pondremos la sémola previamente remojada y las partes cilíndricas del calamar. Cocinaremos el cous-cous aireándolo un par de veces.

La salsa

Cortamos las chalotas y las confitamos en aceite de oliva. Añadimos el vino blanco y dejamos reducir, añadimos agua, damos un hervor. Batimos la mezcla y pasamos por el chino. Volvemos al fuego, añadimos el almidón si fuese necesario y agregamos una punta de Ras el Hanout, solo una punta. La salsa debe quedar simplemente con un toque, aromatizada y no debe destacar ese sabor sobre el resto de los ingredientes.

¿Montamos el plato?

Salseamos, rellenamos la parte cilíndrica de los calamares con el cous-cous.  Ponemos sobre ellos, el perejil y cilantro picado. En el último momento, marcaremos, vuelta y vuelta, la parte cónica de los calamares, salamos. Decoramos el plato con las patas y un poco de cebollino picado. A gozarla…

Belleza infinita, infinita belleza

De todos es sabido, lo subjetiva que llega a ser la belleza, de echo es una de sus virtudes.

El planeta, está lleno de cosas bellas, normalmente gratuitas… lo mejor de la vida, no se compra con dinero.

Para nosotros, la simbiosis de mar y dunas es la más bella de las simbiosis que podemos encontrar en el planeta. Hay muchas playas y dunas, pero para nosotros, ninguna como esta. Un sueño.

Es imposible no trasladarse a los Jardines de Semíramis, al Lago de Averno y recordar como Virgilio lo definía como la boca del infierno, a Cíbola, aquella ciudad legendaria llena de riquezas en la Nueva España o quizás a El Dorado, es imposible no hacerlo, como también lo es pensar que la mitología, posiblemente no lo fuese, creyendo que alguno o todos esos lugares, realmente existieron, igual que existe esta playa.

Esta playa, es para nosotros un lugar muy especial, con muchos simbolismos, donde se unen los dos elementos más salvajes, más diferentes y más parecidos que hay en el planeta tierra, mar y desierto. Lo absurdo, lo bello.

Aún hay lugares así, no es un montaje de photoshop, lo juramos. Es perfecto, tanto, que hay hasta calamares.

Buen y gastronómico fin de semana.

A ser felices y libres… o al menos, lo que nos permitan serlo.