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jueves, 3 de febrero de 2011

Confitura de tomates verdes al jengibre




Confitura de tomates verdes al jengibre

Esta, es una clásica de las confituras digamos “diferentes”. Encontramos unos tomates verdes realmente increíbles y poco habituales por estos lares, por no decir imposible. Creo que se debió fruto a alguna casualidad, por ese motivo, no pudimos resistirnos a elaborar esta confitura, que todo sea dicho de paso, es deliciosa.
Es simple y muy fácil de hacer y vale la pena, ya que con quesos por ejemplo, combina de maravilla, también con foie o simplemente con una tostada.
Hemos querido darle un toque especial y lo hemos hecho con jengibre fresco, la verdad es que el resultado, ha sido espectacular.
A remangarse toca, vamos por ella.

Ingredientes

½ Kg de tomates verdes
350 grs. de azúcar
La piel de medio limón
4 discos de jengibre fresco

Cortamos los tomates a dados sin pelar. Mezclamos con el azúcar, añadimos el jengibre y dejamos reposar en el frigo durante unas cinco o seis horas, a fin de que los tomates, suelten el agua.
Introducimos en una olla junto con la piel del limón. Llevamos a ebullición a fuego lento y mezclamos bien la combinación. Subimos el fuego hasta finalizar. Calcular a aproximadamente unos 10-15 minutos. Removeremos constantemente.
Retiramos la piel del limón y el jengibre. Trituramos al gusto y envasamos de la forma tradicional de cualquier mermelada. Baño María, botes esterilizados, vacio, etc…
Pues lista.
Debemos tener en cuenta, que esta confitura tiene una duración de conservación, inferior a cualquier otra mermelada por los ácidos del tomate, lo normal, son 4 o 5 días, de ahí que convenga elaborarla en pequeñas cantidades.

¿Sabías que?

Existen más de trescientas variedades diferentes de tomates, eso sin contar los silvestres, como es el caso del cherry y otros. Es el rey del licopeno junto con la sandia, uno de los antioxidantes más potentes que existen. Es un pilar de la cocina Mediterránea y aunque originario de América, tan solo convive con nosotros desde hace relativamente poco tiempo, apenas tres siglos. Eso, demuestra que, muchos de nuestros platos y dietas, son relativamente jóvenes. Os recomiendo leáis Food in Medieval Times de Adamson Weiss, para sorprendernos de ver lo que comían nuestros ancestros recientes, antes, eso sí, de que todos fuésemos diseñadores y alquimistas de la cocina. Curioso.